La comida fue linda, nos relajamos, distendidos, estamos más tranquilos. Subimos al auto, la tensión se siente un poco ¿qué hacemos? ¿sigué la noche?¿qué queremos?¿qué decimos? Suspenso.. El auto va sin rumbo alguno, por lo menos yo no lo se, tampoco se que quiero, tampoco quiero pensar.
Me dejé llevar y estamos en su casa, la noche esta demasiado callada, tomamos un whisky, sentados en el mismo sillón, pero un mar nos separa.. y conversamos.. El alcohol me empieza a relajar, lo que no quería pensar simplemente se escondió bajo el sillón, me mira y veo más allá de sus ojos, sentimientos del pasado florecen en mi piel. Me gustaría tocarlo pero me da miedo, ¿y si duele?
Nos dejamos enredar por un beso que no se si es despedida o reencuentro. Es tanto lo que esta volviendo a mí, tanto amor que llevo dentro congelado por tanto tiempo, y un beso rompe los muros del iceberg que llevo adentro.. me voy derritiendo con un amor que trasciende en tiempos y que no logro despojar de mis venas.
Un beso.. no más que eso. Uno solo para darnos cuenta que lo nuestro es demasiado fuerte para seguir jugando, engañándonos, intentando descifrar enigmas de problemas que son solo nuestros, de los dos, de nuestro mundo, de nuestra historia.
Con el mismo beso me despido.. un amor tan intenso a veces es mejor no despertarlo. Valientes o no.. cuando el dolor es más fuerte hay historias que convienen dejar en el pasado, hasta la historia de una vida..
Mía..
