Recordé cuando lo quería, me puse nerviosa, no quise que se note.
Estaba en mi casa, no en un bar o restaurante elegante donde hubiera querido que me enamoren. Estaba en mi casa, mi casa. Tomando mi vino, mi queso.
Conversamos, quise dejarme llevar, olvidar mi orgullo y el pensar que tan sólo me estaba usando, que yo lo sabía. Me deje llevar, quise aparentar que yo también lo usaba. Me gustaba la conquista, el sentirme deseada, por lo menos por un momento.
Después de un par de horas, se me acerco y dio un beso. Me puse nerviosa, muy nerviosa. ¿Cómo olvido lo que me lastimo? ¿Cómo olvido que me uso y me tiro al costado de la cama como un forro mal pinchado? Me dejé llevar. Pelié minutos con mi mente "Corta todo, no dejes que juegue con vos" "Hacesela difícil", y el otro lado de mi cerebro pasional que me decía casi como con porro en labio "Dejate llevar, aprovecha el momento, el pibe te calienta, aprovecha una buena cojida..".
Así me abrí de piernas y lo apreté entre mis muslos. Me dejé llevar por la pasión y calentura que me provoca y me dejé cojer como un gran gato siamés".
Algunas metáforas son tan oportunas; "pájaro que comió voló".. prácticamente hice como si yo lo hubiera echado de mi casa, sabemos que no fue así. Estuve de acuerdo con lo que paso, sabiendo o no que verdaderamente me merezco más. Que algunos hombres son sólo hombres, pero éste especialmente me había gustado y sólo me abrí y salí lastimada. ¿Para qué?
Yo quiero que me saquen de casa, ir a comer o tomar algo, que me enamoren en el teatro, que me cojan después de mil anécdotas para contar de esa noche. Hacer el amor con alguien y que yo no este pensando en qué debería y no hacer. En este caso, cerró la puerta y tras él se eliminó su numero de mi celular, y su sonrisa de mi labios. Le solté la rienda..
Mía.. abierta de gambas sola en el sillón de mi casa.. así me siento. ¿Culpa de quién? Mía..
